Cuando despiertas pensando en alguien que curiosamente es la misma persona en la que pensabas justo antes de dormir y además, casualmente es la misma persona que suele aparecer en tus sueños, cuándo confundes nombres con el suyo y debes pedir disculpas a infinitas personas por haberles llamado por un nombre equivocado, cuando todo lo que te rodea te recuerda a esa misma persona y lo que no tiene nada que ver también lo relacionas de igual manera, cuando no hay minuto del día en que su mirada y su sonrisa no estén grabadas en tu mente. Es entonces cuando sabremos con total certeza si realmente estamos enamorados…
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